25/10/09

Reevolución

Soy mexicano. Me duele el pueblo. Antes que todo, quisiera que éstas palabras se leyeran desde una perspectiva abierta a las posibilidades, interpretaciones, objetiva y subjetivamente; de todos los ángulos, ya que creo que nuestra situación es de igual manera apreciable desde todos puntos de vista e interpretación.

 En inicio la política es algo que nunca me ha interesado ya que considero que es una mera herramienta corruptible, saciadora de un hambre de gubernatura de un espacio – tiempo,  que a mi parecer es insignificante. Me pongo a  pensar en el universo, en la vida, en nuestra historia y en que lugar ocupamos como humanos dentro de ésta obra de teatro. ¿En cuál de las escenas vamos, acaso es el clímax o hemos alcanzado la conclusión?

21/10/09

El fin del mundo


Toda la familia y vecinos estaban reunidos. La casa era en la que viví durante la niñez. Estaba situada justo enfrente de un enorme parque en el que jugaba cuando era niño. Todo seguía igual que hacía muchos años, y todos estaban ahí, toda mi familia, vecinos, conocidos; todos los que habían circulado por mi vida.

Se había anunciado el fin del mundo desde hacía años, y esa era la fecha y todos esperaban impacientes, llenos de incertidumbre. Yo tenía miedo, ya que yo si creía que era verdad, sólo que no sabía cómo sucedería.

De pronto, el cielo, a pesar de ser de noche, se oscureció mucho más, una especie de negrura cubrió todo allá arriba y se nubló en grises y dentro de esos grises relampagueaban pequeños puntos dorados y de pronto ahí estaba, uno de esos puntos salió y vi como descendía lentamente desde el cielo, era una especie de bola de fuego que iba dejando una estela amarilla a su paso. Todos observábamos esa bola descender. Fue a caer lejos, en las faldas del cerro en el que actualmente vivo. Las caras de todos se encendieron en histeria al ver como explotaba la bola al caer, la explosión era  suficientemente grande como para destruir cinco cuadras enteras.

15/10/09

La sombra del Diablo


 De pronto me desperté. Había pasado la noche bebiendo solo. En la cajetilla de cigarros sólo quedaba uno y en el suelo los esqueletos de las cervezas muertas. Me di cuenta que era de noche y me había olvidado el prender las luces, así que me levanté y en ese instante una punzada en la espalda me hizo saber que no estaba solo. Frente a mi cama está un armario cuya parte superior son dos puertitas corredizas. Apenas y se lograba ver algo con esa oscuridad pero me pareció ver que por una pequeña apertura en esa puerta corrediza se asomara alguien. No le di mucha importancia y me levanté de la cama y moví las teclas de la computadora para que saliera del reposo, pero no funcionó. Encendí la luz del cuarto pero solo lanzó un destelló y la luz se esfumó; el destello que lanzan los focos al fundirse.