25/10/09

Reevolución

Soy mexicano. Me duele el pueblo. Antes que todo, quisiera que éstas palabras se leyeran desde una perspectiva abierta a las posibilidades, interpretaciones, objetiva y subjetivamente; de todos los ángulos, ya que creo que nuestra situación es de igual manera apreciable desde todos puntos de vista e interpretación.

 En inicio la política es algo que nunca me ha interesado ya que considero que es una mera herramienta corruptible, saciadora de un hambre de gubernatura de un espacio – tiempo,  que a mi parecer es insignificante. Me pongo a  pensar en el universo, en la vida, en nuestra historia y en que lugar ocupamos como humanos dentro de ésta obra de teatro. ¿En cuál de las escenas vamos, acaso es el clímax o hemos alcanzado la conclusión?



 Hace años que no veo nuestra televisión, ya que realmente pienso que dentro de los muchos males, es parte fundamental para el deterioro cultural, emocional, educativo del pueblo. Me despertaba y entristecían las noticias. A donde volteo, leo, escucho, sólo encuentro corrupción, contrabando, ilícitos, decepción, desencanto: odio. Un odio de humanos. Personas corruptas en lo mas profundo de su ser. A veces me pregunto cuales son las causas, los intereses que persiguen, las motivaciones de todas estas personas. ¿Acaso es un dinero que jamás podrán alcanzar a gastar? ¿Acaso es un poder que todos acatan y que realmente nadie respeta por un amor a la figura, sino por un miedo o una imposición? Tal vez sólo sea que está en nuestra naturaleza el hacernos daños los unos a los otros.

 No veo que beneficio pueda tener un narcotraficante destrozando la juventud y futuro de su propia gente, de su propio país. No veo que orgullo pueda tener Calderón y todas las demás figuras políticas de mi país al llevarse cantidades estratosféricas e innecesarias de dinero a los bolsillos, mientras quienes los emplean apenas y tienen fuerza suficientes, ya no para vivir, sino para sobrevivir. No veo que amor pueda tener por México, un Slim, que no hace nada por su gente, por su país, y que no se preocupa ni siquiera por el trato indigno, inhumano y atropellador que hacen sus empresas a su misma gente, a su misma sangre, porque aquí, nos pese o no, todos somos hermanos en éste territorio y como hermanos, deberíamos de ver los unos por los otros, o ya de perdido no ponernos trabas.


En qué momento hemos perdido la humanidad y el hambre por un futuro mejor. No me considero una persona al tanto de todos los temas políticos, sociales, culturales del país. No soy un erudito, intelectual o alguien con una voz que tenga peso en estos momentos. Soy un joven de 25 años, que ve como día a día, el odio de su familia, se incrementa a tal manera, que se autodestruye.

 Ahora llaman a la revolución y en mi cabeza un torbellino comienza. El tambor en mi pecho me alcanza y me presiona y me pido a mi mismo una decisión. Ya no se si estoy en contra del gobierno por el mero hecho de estar en contra. Ya no se si he perdido la capacidad de reconocer los logros de nuestros dirigentes. Ya no se si la calentura, el abuso y la desesperación me han hecho perder la objetividad. Ya ni siquiera se si tengo amor por mi país. Lo confieso, he perdido la fe en el, he perdido la fe en los Mexicanos y he perdido la fe en mi mismo.

 Dicen que el “futuro”, pero soy un egoísta y me inclino por “el futuro es hoy”. No quiero pelear por un mejor futuro para mis nietos, yo quiero pelear por un mejor futuro para mi, para mi familia y mis amigos. Yo no quiero un mejor futuro, yo quiero un mejor presente, y como consecuencia, el futuro deberá encarrilarse por si mismo.

 ¿Es acaso necesario una revolución armada? ¿Dónde está la evolución del ser humano? Tantos años, tantos avances, y ahora sólo puedo ver que eso de la evolución no es mas que un cuento, y ese cuento en mi cabeza viene al imaginarme las calles bañadas en sangre y adornadas con cuerpos de mis hermanos mexicanos, tendidos en una fiera lucha por ideales que no se si tengan claros al cien por ciento, que como yo, al menos, tengo la decencia de aceptar que no los tengo del todo claros. Sólo imagino muertes innecesarias, brutales y germinadas en odio alimentado por líderes de ambos frentes.
¿Quién tiene la razón, el que te manda matar a un hermano o el que manda a un hermano a matarte a ti?
 En mi joven opinión inexperta, creo que es tiempo de portarnos a la altura y reEvolucionar, demostrar que no somos más unos animales incapaces de discernir entre lo bueno y lo malo. Y esto no va sólo para uno de los frentes, sino para los dos, el pueblo y el gobierno. Que a pesar de que debería de ser una unión, un mismo ente, está bastante claro que en nuestro país no lo es así.

 A mi me piden que mate, a mi me piden que entregue mi vida por mis ideales, por mi país y por mi gente, que salga a las armas, que grite la guerra, que ensucie mis manos, que cause orfandad, que ocasione dolor y alimente la rabia. A mi me piden que le quite la vida a otro ser humano. Y ya no hablo de un regio, de un neoleonés, mucho menos de un mexicano o de un occidental. No, quiero verlo desde una perspectiva limpia de todas esas barreras sociales, políticas y culturales que el hombre crea. No, yo hablo de un ser humano. Y a mi me piden todo eso. Y yo sólo les pido una respuesta, ¿desde cuándo quitar la vida es algo productivo?

 De nuevo ese grillo en mi cabeza. No señor gobierno, no señor presidente en turno, no, no los defiendo, al contrario, los repruebo desde el fondo de mi corazón y los odio a morir, pero los juzgo en silencio, pensando, meditando en cuál es la mejor alternativa para terminar con su tiranía y sus abusos, sin llevarlos a la muerte. Porque uno piensa en ustedes, infantilmente y en error, ya que ustedes hace mucho tiempo que dejaron de pensar en nosotros.

 Y yo me pregunto si ustedes, gobernantes, duermen bien, si sueñan y se levantan de buen humor, felices de ver a los suyos. Si aún pueden caminar apaciblemente por las calles y disfrutar de las cuestiones mas sencillas de la vida, como caminar, si, caminar simplemente en las calles, escuchar, deleitarse, probar. Me pregunto si aún pueden salir a la calle y tratar de disfrutar de la vida. ¿O es que acaso tienen miedo, miedo a su gente, a su pueblo? Me pregunto si realmente dentro de ustedes no hay un cargo de conciencia monumental por los atropellos y corrupciones con las que han acabado poco a poco con el espíritu de su pueblo, de la gente que confió en ustedes. Me pregunto si no les dará vergüenza levantarse día a día, sabiendo que allá afuera, justo a las afueras de su ventana la gente está muriendo debido a sus malas decisiones, a su sed de poder y dinero, a su hambre por algo tan efímero e insignificante. Que vergüenza, señores, que vergüenza.

 Espero poder recuperar la fe en lo que me tenga deparado el destino como tiempo de vida. Espero recuperar mi seguridad, mi libertad y bienestar.
No señores, no estoy de acuerdo con una revolución armada. Se que podemos encontrar una manera pacífica, contundente e impactante, pero sin dejar de ser revolución. Estoy de acuerdo con la revolución, más no con los métodos propuestos. Estoy de acuerdo con parte de las propuestas revolucionarias, más no con el fuego contra fuego. Estoy totalmente de acuerdo en que es momento de derrocar, más no de matar.

 Claro, que si a mi casa se mete un violador y abusa de mi hermana, no voy a dialogar con el…y usted, señor gobierno, ha violado demasiado tiempo a su pueblo, en su propia casa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.

No sé si mi opocisión a la revolución armada sea meramente miedo: Miedo a ver como se destruyen vidas, familias enmedio de un casos, miedo a al cambio, a perder lo que tengo y conozco...que quizás podría traer lo que tanto ha hecho falta.
Si creo que se necesita que seamos radicales que vaya más allá de palabras vacías.
Aún así, me dolería mucho vivir algo así, aunque no me toque estar ahí sería demasiado malviajante.

Cito a la Biblia:
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.



Michelle

Anónimo dijo...

aninimete, emilio.-pues esa es la realidad de las cosas, policias corruptos, politicos desagradables y un pueblo con miedo, mientras tanto los jovenes de entre 13 a 17 años se vuelven adictos, y el narcotrafico se vuelve la empresa que deja mas dinero, aun asi el pueblo mexicano quiere levantarce y sabe que es mayor la gente buena que mala en este pais, y tenemos fe en que la gente buena va a sacar adelante a este pais, aunque parece imposible, con la lucha se puede y la mejor lucha es en los hogares

Anónimo dijo...

La verdad, tienes todo la boca llena de sabiduría, no es tiempo de armas y de matarnos, pero creo si hace falta un "Basta Ya", a la gente que gobierna, al pueblo, a mi, a mis amigos y a toda esa gente que se deja manipular por los medios desinformativos y amarrillistas que hacen creer a la gente que lo que hizo papá gobierno esta bien sin justificación alguna.

¿Cómo cambiar la mentalidad de nuestros lideres burgeses?

Guerra Psicológica "Sí"

Reevolución ¿?

Att: Ing.Redes Computacionales.

Anónimo dijo...

amm creo qe no opinare sobre eso la vdd soloo qisiera sabe donde puedo descargar el corto lydia vi el poster en la fac de artes visuales de la unidad mederos i diooz qedeee impresionada me atrapo de vdd i qieor verlo peor no se donde buscarloo heelpp!! lo qiero ver todo no solo el traileer